domingo, 14 de diciembre de 2014

Me elijo a mí.

Decisiones. Todo son decisiones, el día que dejes de elegir y el mundo siga, habrás muerto.
Tengo en mí todas las vidas a las que no me lancé y es probable que viva realidades posibles como sueños intangibles anclados al pasado. Dentro de la posibilidad, uno es todo lo que ha elegido amar y contiene el vacío de lo que ha huído.

Oigo el maullido de un gato a lo lejos y me tiemblan las manos, porque quien decide no elegir o elegir con miedo, teme hasta a lo más bello. Dicen que la noche es el lugar de las decisiones fatales, pero yo no les creo, la intimidad de la falta de luz nos proclama anónimos y nos convertirmos, algunos con una copa de más, en héroes clásicos, hay algo intrínseco a nosotros que nos hace sentir la noche con las palmas de las manos abiertas.

En una de mis múltiples vidas ya me habré matado, estoy segura, a la verdadera la llamo Experiencia y no es sin mí y yo no soy sin ella. A veces creo que siento el dolor de alguien a quien no conocí y me vienen flashbacks como bocetos o guiones escritos de algo que no se llevó a cabo y, me pregunto qué pensaría de mí la niña de trece años que se miró a los ojos por primera vez y se dijo que podría.
La vida es una, el momento siempre es ahora y las oportunidades efímeras, por lo tanto, las decisiones rápidas. Decide ahora, decide ya y lo harás con el corazón, quien arrastra un deseo durante demasiado tiempo lo somete a esa razón que nos convierte en inhumanos.

Tal vez hoy, mi hoy, hubiera podido ser el día más maravilloso de mi vida si hubiera decidido volver a casa por un camino distinto, tal vez no hubiera cambiado nada en absoluto o estuviera sentada en una esquina más perdida que cuerda, pero de todos modos eso ya no importa porque elegí volver a casa por el mismo camino.

He aprendido que de todas las preguntas, la respuesta siempre sea " ¿y por qué no?", tal vez mañana camine hasta casa y se bifurque el camino en dos y no elija ninguno, tal vez la respuesta a la pregunta deba ser "¿y por qué sí?

martes, 18 de noviembre de 2014

XVII

El antecedente directo de un beso es el silencio.

El día es la continuidad consciente de los sueños,
Lentitud abocada a crearte,
Entonces, cuando haya silencio,
No existirá el tiempo,
Antes, amor, no existo yo.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Azul

Las insinuaciones delegan el rechazo a la posibilidad de no haber sido comprendido.

Quédate conmigo una noche cualquiera hasta que el sol nos reciba a las dos con el alma desnuda, quédate como quieras, pero sé real y quédate.

Dime que no tienes miedo y que el momento es ahora, que deberíamos vivir como si fuéramos a morir mañana y que no te importa. Cánsate, dime que ya estás harta.

No me hables como un maldito autómata.

Quiérete y aprende a amarte con mis ganas, dime que te sobra todo cuando estás conmigo y aprende que la moderación es el limbo de aquellos que apenas vivieron como para poder morir.

Salta, alto, lejos, cae y establece la altura como punto de partida, nunca partas de una expectativa menor de la que te llevó a la locura.

Contigo me faltan las ganas de no ser.

Pretendo que comprendas esto, pero no a mí, comprenderme sería desvelar una incógnita que no existe, es sencillo, jamás podrás saberme, por el simple hecho de que yo aún me creo.
Lo primero que se echa del verbo echar es la hache, lo segundo eres tú, porque quiero conducirte a un lugar en el que la puerta de salida sólo sea el entendimiento de por qué quieres marcharte.

Quiérenos, aquí y conmigo.

No va dirigido a ti. Va dirigido a ti, a la que espero que nunca me sepa.

Si vas a ser,
nunca seas para siempre,
sé constantemente.

Bueno, va, seamos sinceras, desvelemos las metáforas.
Yo primero: El cielo es tus ojos.

XV

Hoy hay agua y no llueve, hoy no estoy ni me busco por miedo a encontrarme, me he escondido como siempre que huir acabaría llevándome de nuevo a mí.

Tengo atragantado en los pulmones un abrazo, una sorpresa, un giro de tu espalda y mis pasos junto a ti que me llevaron a adelantarte.

Hoy tengo un sentimiento atascado en el pecho, que me quita el sueño pero no me priva de soñarte.

No hay salida ni puerta de entrada, sólo ventanas como ilusiones latentes y esperanzas muertas. No hay finitud porque mañana seguiremos soñando con cosas distintas.

No hay impulsos ni frenos y me siento más perdida que antes, he dejado una parte de mí que juré eterna y ahora vago sin coraza pero con un corazón más fuerte. No me hieras con palabras vacías.
Vivo en nueva línea, comienzo en un punto y aparte, porque otra boca ha puesto en mí la mayúscula con la que no me atrevía a escribir mi nombre ayer.

He besado, he llorado y he reído como algo tan intrínseco a mi ser como lo fue el hecho de quererte, y hoy me falta hogar pero me sobra camino. Ahora estoy aprendiendo a andar sola, dame tiempo.

Y me muero de ganas de que vuelvas a gritarme con los ojos que te bese y que la concepción del momento se perpetúe hasta la llegada del silencio frío. Si preguntaras alguna vez te diría que podría amarte, pero tal vez nunca sepas si estas líneas van por ti. Yo nunca compro una musa y siempre entrego mi alma a cambio de nada.

Te tengo a ti en la cabeza cuando pienso en correr sin ropa por tus dudas y que no haya nunca meta, no hay descanso para aquellos que siempre se crean.

Tengo sangre en la boca y unos minutos de menos, supongo que hoy has vivido en mí de una manera tan intensa que mirarte de nuevo supondría follarme los miedos.

lunes, 10 de noviembre de 2014

El conjunto de todos mis "tus"

Si supiera el número exacto de veces, no lo haría. Si supiera el momento exacto, la fecha exacta, no viviría.
Hoy el sol se niega a esconderse y una ausencia sin dueño me habla en una lengua que no entiendo, hoy susurro miradas que te alcanzan de espaldas y discuto con mi eco.
Hoy habría sido un día normal, pero no lo ha sido, por el mismo hecho de que no lo ha sido y sigue una continuidad que tiene más de extraordinario que de común.
Hoy he digerido, por fin, la existencia, y el corazón vació me ruge de hambre. Hoy, lo mantengo, podría haber sido un día normal si no hubiera sido normal.
Hoy no voy a escribir palabras de amor, de hecho hoy no voy a escribir nada, porque plasmar lo banal convierte al escritor en asesino y yo no soy más que, a lo sumo, traficante de insomnios y soñadora nata.
Hoy me sobran manos, me sobran ojos, me sobra boca, o tal vez me falte todo. Hoy tengo tantos "tus" en la cabeza, que se han convertido en "vosotras".
Hoy me he sentido habitante legítima de mi cuerpo y he temido de nuevo perderme y me he tragado el orgullo y me he amado como si fuera la última noche que paso conmigo, hoy os he imaginado y no me he herido.
No busco una tarde tranquila ni un día que llegue, no te busco a ti, porque encontrarte supondría abandonar la idea de que existes, prefiero escribirte y fingir que no existes si nadie me lee.
La escritura es lo único que no me engaña aun cuando yo quiero hacerlo, es la única puta sin traje de fiesta que te folla de frente. Hace tiempo estuve mal y su silencio fue el grito que me sacó de ese pozo, ahora sigo siendo agua pero fluyo de distinta forma. Lo verás, te digo, tal vez, si te quedas el suficiente tiempo.
Las palabras que se dicen te pueden herir; te pueden rajar la garganta, romperte la boca, explotarte en las manos, pero las que no se dicen se convierten en un dolor silencioso que se columpia en tu estómago. Una palabra no dicha es un fantasma mudo.
Me he perdido más veces de las que he encontrado la salida, y acumulo caminos sólo habitados por mí, también he explorado paraísos terrenales que nada tienen que envidiar a tu cuerpo, pero tú respirabas junto a mí sin que me hiciera falta concretar tu existencia.

Hoy ya es tarde y la luna me mira de nuevo a los ojos, hoy habría sido un mal día para escribir porque no habría podido decir que te quiero.

Sara

Hace tiempo que no converso a solas conmigo, hace tiempo que no me escucho, que echo de menos a una mitad que nunca fue mía, pero que sentía conmigo.

Hace tiempo que me busco y no me encuentro, que me hablo y no respondo, que me miro y no me veo, y detrás de mí sólo hay un silencio que me susurra por las noches que la soledad más dura no es la de espacios vacíos.

Hace tiempo que sé que las excusas son sólo argumentos estúpidos para no sentirnos tan culpables por nuestra propia infelicidad, algo así como el mecanismo de defensa de los vagos y los perdedores. Podría decir que ya no me justifico, que no me perdono hipócritamente. Creo que voy a darme una oportunidad, me estoy conociendo.
He vivido en mí mil años y me he follado multitud de veces, pero muy pocas me he hecho el amor. Y nos dicen "tenéis que aprender a quereros a vosotros mismos",y pienso, ¿qué manera hay mejor de hacerlo?
Todos somos nuestra propia excepción. Mi existencia se resume en sentimientos cíclicos que actúan como huracanes perdidos, a veces soy, a veces no pienso, a veces no soy.
Siento una debilidad extrema por las personas que dicen que les gusta la lluvia y que de verdad, de verdad, les gusta la lluvia.
El conformismo me lleva a una pena más asociada a la autodestrucción que al estatismo, empecé creyendo que me faltaban manos para tocarte hasta que pude comprender que lo que no había, era deseo.
Tengo una tendencia idealista que me empuja a fracasar a largo plazo. Hay algo dentro de mí que a veces duele y no logro escucharlo, porque habla en una voz tan baja, que tengo que elegir entre mis fantasías y su texto, y me es imposible dejar de esperar vestida de gala a que alguien llame y se convierta en aquellos "tus" que escribía a veces. Me pueden las ganas de ser fiel a esta esperanza con cierto infantilismo.

domingo, 26 de octubre de 2014

Te diría

Sólo quedan recuerdos de algo que fue como una llama
y un esperar paciente a que tus tormentas
no se lleven las cenizas.

Te diría que el olvido es algo tan tangible
como una voz o como aquellas despedidas
que se atornillaban a nuestros talones.

Te diría que el olvido es como el olor a tierra húmeda
después de una tormenta
o como unas pestañas mojadas como testimonio del llanto.

Te diría que lo que hubo de bello en la pasión
también lo habrá en el recuerdo,
que lo nuestro fueron tres mil primaveras,
pero que hasta la flor más bonita, marchita,
y explorarte se redujo a recorrerte por caminos asfaltados.

Te diría que el silencio ahora
es el eco constante de todo aquello que no nos dijimos,
de todas las veces que nos quisimos
y no nos mordimos,
de aquella paz sólo digna de quien no necesita palabras
y aún así las invoca.

Te diría que no hay dolor,
sino nostalgia,
que no hay un adiós ni una puerta cerrada.

Te diría que mi nada ahora está llena
de todo lo que antes me sobraba,
y que mi paz
sin ser paz,
me permite cohabitar más en calma.

Mi habitación se limita a ser el lugar
en el que dejo de existir por siete horas,
pero que no hay soledad
porque tampoco hay necesidad de compañía.

Te diría que mi inconformismo satisfecho
ahora es más bien un miedo latente
y que he relegado el dolor al lugar donde escondía mis deseos.

Voy alejándome, aunque no sé hacia dónde,
de la línea fronteriza
entre la desidia y la esperanza,
entre el amor y la indiferencia,
el silencio y las súplicas.
He cambiado la inestabilidad por el desconcierto,
las ansias por las dudas,
la agresividad por las lágrimas.

En resumen,
te diría que tu ausencia
se asemeja más al viento huracanado
que a la paz que reina después del desastre
porque todas mis confesiones
están conjugadas en futuro.

Te diría que me falta valor para conjugarte en pretérito.

Te digo que lo que me sobran son ganas
pero no motivos.

Como un poema de Bécquer

Había aprendido a entender tus rendiciones con trampa,
el lugar exacto de los lunares de tu cuerpo,
la cara que viene antes de una afirmación a disgusto
y tus besos de verdad y tus besos por costumbre;
tal vez la costumbre la hubiera hecho yo más que el tiempo.
Había aprendido a querer a tus fantasmas
y a odiar a los verdugos que te proclamaron débil
y que te hicieron más fuerte al precio de llevar tus miedos
como una armadura pesada.
Había aprendido, en resumen, a cohabitar en paz con tu alma,
pero la paz, soberbia, se transformó en decadencia
y ahora, saberte vale lo mismo que aprenderse de memoria
un poema de Bécquer,
porque la definición de amor nunca estuvo bien en el diccionario.

martes, 2 de septiembre de 2014

Los dos lados de mi pecho

Quien la haya visto sabrá que tiene los ojos llenos de certezas, que no son el espejo de su alma, sino una puerta directa hacia nuestro propio corazón, porque es imposible mirarla sin que el lado derecho de mi pecho quiera separarse de mi cuerpo para poder completar el puzzle encajándose en su torso. Quien la conozca sabrá el motivo de mis dudas, porque a veces la realidad se antoja sueño y la indecisión no es más que la cuerda que nos separa del vacío.

Los años son como un caminante invisible que deja huellas a su paso, como una caricia sin piel, como una canción sin instrumentos y recuerdos de madrugada. No sé ni podría decirte en qué momento exacto la vida comenzó a ser tú y el mundo y dejó de sentirse ellos para ser nosotras. No recuerdo cómo cantaban los pájaros antes de que tu voz se instaurara sólida entre mis pulmones, ni siquiera podría decirte si el cielo parecía igual de azul o si la luna era igual de grande, lo que sí comprendo es que sin ti las calles están mucho más vacías.

Nunca he sabido si es sano echarte tanto de menos y me pregunto si tú sientes también así mi tristeza.

Te siento conquistadora y vasalla de algo que aún correspondiéndonos, no nos pertenece, porque tu sonrisa crea un puente y convierte mi gesto en una mueca con vida.
No escuches las palabras de aquellos a los que no otorgarías voz y así la maldad no será más que una enemiga inválida que no se atreve a mirarte desde cerca. No desprecies el valor de las cosas que realmente amas y aprende a sentir dolor sólo por ellas, de lo contrario reducirás ese noble sentimiento a la categoría de la envidia o del rencor. El dolor es la forma en la que la realidad llama a tu puerta y te hace hacer inventario: reconoces de inmediato todo lo importante. El dolor actúa como un faro, sin luz es difícil diferenciar las botellas llenas de las vacías y puedes llegar a sentirte a salvo en el desierto acompañado de cristal pero sin agua. Las personas vacías no te llenan pero a veces no se disciernen de salvavidas.

Acoge el dolor igual que aceptas el cariño, sólo siéntelo por aquellos a quienes quieres, porque son los únicos que pueden hacer que el dolor tenga sentido.

Amor es saber que podrías degradarme a deambular y sin embargo convertirte en mi camino.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Flashforward

Hoy voy a hablar de ti
porque te odio:
porque escribirte 
es degradarte a ser sólo palabra,
porque versarte
es reducir tus alas al fin de línea
y maquillar tus plumas 
con nostalgia y tiempos muertos.

Hoy voy a hablar de ti
porque quiero condenarte:
porque hoy vas a ser recuerdo
de los que no te conocieron,
pesarás en las espaldas
de quien nos lean,
porque, mi amor,
yo soy poeta
y tú siempre fuiste poesía.

Voy a inundarte los ojos de flashbacks:
nadas,
el tiempo se ríe,
el silencio te ignora un ratito,
te beso en la boca
y la sal,
por una vez,
no es de mis lágrimas.

Ahora terminas la frase
y acoges el presente como una realidad tangible.

caminas por el parque,
el verano te abraza de frente
y tropiezas con mis manos en tus bolsillos traseros,
reniegas del tiempo
mientras él te oprime la muñeca con su correa,
pero sonríes y finges que aquel ayer es eterno.

Ahora ahogas el recuerdo maldiciendo en voz baja
el don de las palabras,
pero a mí me apetece inquietar tu calma.

me miras,
me ves llorar los minutos a cámara rápida,
la escena se pinta de blanco y negro
y la voz que anuncia la salida del autobús
rompe tu música,
los focos se apagan
y entonces te susurro al oído
"abrázame como si estuviéramos en Siberia".

Ahora tú te congelas.

Hoy voy a dejar el legado
que tú nunca dejarás por ti,
porque una mariposa
no puede
verse
las alas.

Me duele la cabeza de pensarte
porque es más difícil sentirte
que descifrar el enigma de tu pelo,
ése que enreda sueños y atrapa pájaros
pero acaricia mis manos como si fueran de cristal.
Es sencillo:
me quiere.

Hoy voy a decirte algo
que tal vez nunca te he dicho:
un día me perdí en tus ojos
y vi a una niña pequeña jugando en tus pupilas
que me miró como sólo lo harías tú,
pero no eras tú,
y tenía mi mirada.
Cuando me fui
ella se marchó conmigo
y comprendí que era yo.

Desde entonces no me he encontrado.

lunes, 26 de mayo de 2014

Parásito de certezas

Me acaricia el odio e interrumpe mi música, -mi silencio, mi calma-, me pica en la oreja y se traslada a la boca, se convierte en un material viscoso que amenaza con ahogarme si lo trago, se acomoda en mis ojos y me disfraza la mirada de indiferencia, sólo aquellos que miren mis pupilas sabrán que están gritando, pero qué diablos, son negras, ¡Todas son negras! Pienso entonces, que definitivamente estoy perdida.

Me sopla en el cuello y se mete entre mi ropa sin permiso, -no le culpo, yo también lo haría-, sobrevuela mi esternón en línea recta y deja una estela de vacío sobre mi estómago, se asienta en mis costillas y me hace toser sinceridad de vez en cuando, me hace escupir a la cara a la gente que el odio sólo genera más odio y que ellos llevan una cadena invisible con la que estoy tratando de jugar a la comba, y eso hace que me odien más aún. Estoy perdida.

Se instala en mis pulmones y escapa de mi boca metamorfoseado en humo negro, por eso grito, creedles cuando digan que de los capullos sólo se saca olor a ceniza, primero el incendio y luego los recuerdos calcinados. Sale y con habilidad envidiable se cuela entre mis bragas, pero allí no encuentra nada, ¡una lástima!, por suerte o por desgracia, no se puede llegar a mi corazón por mi entrepierna.
Frustrado recorre mis piernas y amenaza con borrarme las huellas cuando llega a mis pies, y caigo en el error de creer que sin huellas no hay camino, ¡cunde el pánico!, pero luego pienso que los besos son también el deseo de los labios, prefiero salvar el amor que mi trayecto, me tranquilizo, si mutila mi recuerdo podré vivir en otros cuerpos en forma de nube.
Aspiro hondo tratando de buscar el oxígeno que había batallado antes en mis pulmones por recuperar su espacio, y olvido que lo que me amenaza es etéreo y asciende, encapsulado en una corriente de aire mezclada con terror y desencanto.
Culmina su andanza en mi corazón y cesa su búsqueda, es de los pocos que sabe que ha encontrado lo que busca a la primera. Envuelve el corazón en una sustancia volátil que me devuelve su olor y me hace llorar, recoge mis lágrimas como agua de lluvia y planta una semilla en él.

Hoy me he despertado sin saber qué desayunar, a lo largo del día la indecisión se ha expandido hasta alcanzar su cúspide a las seis, cuando me he preguntado mil veces qué iba a hacer con mi vida, ahora son las nueve, y bueno, no tengo ninguna respuesta, pero al menos ahora sé que me voy a duchar.

sábado, 24 de mayo de 2014

Te escucho ahora

"Eres una puta cobarde. Tienes miedo a hacerle daño a los demás y te hieres, careces de dignidad y de orgullo, aunque a veces parezca que te sobra, te crees libre de las dependencias e incluso capaz de gestionar tus sentimientos con precisa habilidad, pero cuando tienes ganas de llorar recurres al deseo que ahogar las lágrimas con alcohol porque eres incapaz de hacerle frente de otra forma. Te evades, a veces de la manera más dañina, de los sentimientos de rabia y frustración, otras te limitas a pensar en pájaros y a creer en energías y en mierdas, pero tus alas son de papel y no puedes volar los días de tempestad, y para ti el ahora crece entre tormentas torrenciales.

Te odias con y sin motivos, y no te escuchas, o te escuchas a medias, te ignoras, desechas todo lo que escribes porque piensas que nunca es lo suficientemente bueno y acoges el dolor como algo cotidiano.
Vives en una constante sensación de desconcierto, crees que a veces te mueven el mundo, que te lo agitan a hostias, y te pones nerviosa cuando el espejo te abre puertas a dimensiones en las que se te ve más delgada, sin alas, y con la lluvia por dentro.

Respondes muy a menudo "no lo sé" cuando realmente quieres no saberlo y lo sabes, pero no te engañas, y eso te hace sentir todavía peor, odias más mentirle que mentirte.
Eres jodidamente pesimista y piensas que tú y el transtorno borderline tenéis muchas cosas en común, pero te preguntas demasiado por qué el sexo no te llama apenas la atención y entonces dudas de tantas cosas que te miras las manos y lloras, comprendes que no se puede recuperar algo que nunca se ha tenido, pero sí se puede echar jodidamente de menos.

Pones dos puntos a final de cada frase porque te gusta pensar que siempre va a haber algo después de la pausa, te da un miedo atroz no encontrar nada al final de la frase y por eso odias los puntos y a parte, porque te recuerdan que su nombre tiene un punto sobre la i y que es fácil que se mueva de lugar y cierre el párrafo antes de escribir el último te quiero.

En definitiva, eres de las que se ahogan con su nudo en la garganta y prefieren las corbatas cuando todo les va bien, ya sabes, es difícil dejar de sentir la presión en el cuello después de haber aceptado la soga como collar."

El monólogo interior siempre sienta bien a partir de las dos y con una copa de más, el problema es que no cumplo ninguna de las dos cosas y me he hecho daño. A veces el peor enemigo se lleva por dentro.

jueves, 22 de mayo de 2014

Espero que me elijas a mí

Estoy harta de escuchar hablar de amor.

Escúchame, amor, estoy harta de ti, ¿no lo entiendes?, todo el día metida en mi cabeza, como si fuera fácil vivir entre delirios de poeta y aspiraciones de vagabundo, todo el tiempo pensando en puentes desde los que poder tirarme, colgar candados con nuestras iniciales o compartir parte de mi obsesión de idealizarte con quien me lea. Sé que ahí dentro no puedes ser feliz, porque para ello tendrías que saber volar y tú siempre le tuviste miedo a las alturas.

Encima insistes en desnudarte y correr por los recuerdos de mi infancia y transformarte en niña conforme yo voy acercándome y haciéndome mayor, en tener tus ojos y tu pelo, pero en no ser tú, y cambiar una letra de tu nombre y llamarte "Noa", y llamarme mamá aunque no existas.
Estoy harta de que existas aun donde no existes.
Te pienso y comprendo entonces que todo está siguiendo su camino, la metamorfosis comienza y mis horas de estudio se convierten en tiempo dedicado a perseguir tu quimera por mi mente, a descifrar la hipérbole de tu existencia para saber cuánto de mi amor es recíproco.

Espero pronto convertirme en mariposa y que me elijas a mí frente a tu miedo a las alturas.

Rómpeme

Supongo que no siempre escribiré para ti, pero siempre escribiré sobre mi dolor, o mis recuerdos, o releeré poemas que hablan de tus ojos, o recordaré el sexo como algo tierno y pensaré en nosotras. Pero lo que más me jode, es que nunca, absolutamente nunca, voy a poder saber cuál será el último poema que te escriba, porque ya sabes, uno nunca puede saber cuándo va a morir.
Van a pasar los años y te echaré de menos, estés o no conmigo, eso no me importa, voy a añorar cada segundo lo que fuiste el segundo anterior y voy a idealizar el segundo próximo, así soy, nací enfocada a la decepción, así que, por favor, no te culpes si no cumples mis expectativas, te pediría amablemente que las destrozaras, que no dejaras nada de ellas, pero sé que sólo me harás caso cuando lo grite con sangre entre los dientes y alguno de nuestros corazones en las manos.
 Así que, vamos, ya me ha reventado la boca con estas últimas palabras y el corazón se me está enfriando dentro del puño, ahora, rómpeme como jamás pensaste que lo harías y vuelve a darme la jodida vida.

domingo, 18 de mayo de 2014

Pero no me entiendas

Me lavo las manos,
porque no se puede escribir sobre ti
con las manos sucias,
ni mirarte con los ojos llenos de lágrimas
si no es para marcharme,
ni quedarme
si pienso que en otro lugar estaría mejor,
-por eso a veces me encuentro a mitad de camino
y no sé volver a casa-.

Me gustan las sonrisas rotas,
porque me recuerdan que la esencia del hombre
está en el polvo y el viento,
pero también en la tormenta y el arcoíris,
-por eso,
pequeña,
me gustas tú-.

Pienso que es mejor amar que odiar,
pero envidio a quien puede hacer las dos cosas,
entiéndeme:
el corazón es una caja llena de cenizas
que a veces vuelve los recuerdos polvo,
y duele ver cómo las flores siguen siendo primavera
pero provocan alergia.

De igual modo, la ilusión puede volverse rencor
tan pronto como la luna adelanta al sol en su carrera.
Verás:
yo siempre he sido de ponerlo todo en mis manos
y entregártelo envuelto
como un regalo más,
vulgar,
porque todo lo que no eras tú
estaba por debajo de ti
y no merecía reconocimiento,
por eso,
a veces,
el desprenderme de ese todo
me hacía quedarme siendo nada
y la nada sólo genera paz o rencor
y mi corazón es de los que convierte
la espera en sentencia de muerte.

Perdóname:
tú no tienes la culpa de ser una flor combativa,
- y la rosa siempre fue mi flor favorita-,
quitarte las espinas sería
como desvestir a la virgen
e insistir en que le sigan rezando
a un trozo de madera,
pero tocarte con los dedos llenos de cortes
supondría mancharte a ti
y hacerme a mí daño,
-y ninguna de las dos cosas
entró nunca dentro de mis planes-.

Por eso,
entiéndeme:
a veces creo que quedarme
sería como esquivar una tormenta
subiéndome al tejado
con una chapa metálica sobre la cabeza
para evitar la lluvia,
-hay soluciones suicidas,
otras homicidas,
y entre medias está
la de quedarme contigo-.

No me culpes:
no puedo arriesgarme a recordarte
como una simple amapola en mitad de un jardín
cuando para mí siempre fuiste
un espejismo en medio del desierto
pero sin ser espejismo,
hay veces que es mejor pensar
que no fue pero que pudo ser
a marcharse sabiendo
que no pudimos pero tratamos que fuera,
pero eso supondría vivir entre esperanza
y la esperanza o se mata o me destruye
y sería demasiado triste
-incluso para nosotras-,
morir ahora por no habernos matado antes.

Lo nuestro es
como un quieroynopuedo,
como estirar una goma
dando pasos hacia atrás
en direcciones contrarias
y esperar que nunca se rompa,
pero no te culpes,
no me culpes,
no nos culpes.

Para mí siempre fuiste como la frase que venía
antes del pero,
como aquel verano
en el que el mar se fosilizó en tu pelo
y me dejaba sal en los ojos cada vez que lo besaba,
por eso hoy afirmo
que también es posible ahogarse entre piedras,
-pero no culpes a aquellos
que jamás lo entenderán:
es difícil creer que se puede volar
si nunca se han visto unas alas-.

Pero no me entiendas,
porque sé que quedarme contigo
puede ser
convertirme en pez
o el suicidio más bonito del mundo.

martes, 13 de mayo de 2014

Dejar de escribir sería

Dejar de escribir
sería la forma más egoísta
de negarte al mundo,
sería como cubrir con mi edredón
el Taj Mahal,
o dibujar mariposas sobre toda la Muralla china,
-hay cosas,
que aunque tentadoras y bonitas,
hay que dejarlas sólo a los poemas-.

Dejar de escribir sería
como encontrar el camino
a la Atlántida,
descubrir el mapa del tesoro
y enterrarlo,
-matarlo-.

Hay cosas que no están hechas
para guardarse,
y aunque me duela,
es mejor reconocer que tú eres una de ellas.

Cuando hablo de ti se me llena la boca
de tanto
que necesito escribirlo
-por eso empecé a escribir:
para salvarte,
para salvarme-,
para así no olvidarlas,
porque olvidar
es lo peor que puedes hacerle nunca a nadie,
es condenarlo a ser indiferencia,
como quien saca un reloj y lo guarda
sin haber mirado la hora.

Tu mejor manera de existir
no es en poemas,
al igual que te muestras al mundo vestida,
aunque yo sé que la ropa que mejor te queda
es la que viste tu suelo
mientras tú me vistes a mí de caricias,
pero no hay otra forma
de compartirte si no es con poesía,
porque hay una parte de mí que se niega
a reconocer que tu boca
también podría besar otras bocas
que no fueran la mía.

Dejar de escribir
de igual modo, sería condenarme a mí,
condenarme a la tristeza más atroz,
a la ceguera de quien no quiere ver
o a ser la voz de un cobarde.

Los recuerdos y los sentimientos son
los únicos seres que no sufren al ser atrapados,
-escritos-,
y algunos, los más voraces,
actúan como una mañana de resaca
o como el huracán más violento del mundo,
-despiertas con las manos llenas de nada,
en mitad de ninguna parte-,
con los sentimientos ocurre lo mismo:
te dejan el corazón encharcado en lágrimas,
los pulmones descosidos
o mil plumas en el estómago que juegan al pilla-pilla,
pero también existe la resaca emocional,
-esa, que de tanto sentir,
suprime a la memoria
para dejar un huequecito más a los sentimientos-,
y se necesita algo
-en mi caso palabras-,
que corrobore el testimonio de mi nudo en el estómago
y me haga saber que no estoy loca,
que eres tú quien me hace estarlo.

Es por eso
que dejar de escribir
conllevaría matarme a mí,
matarte a ti después de muerta
-cuando ya nadie pueda salvarte-,
y matar un poquito del mundo.

Sería como robar las siete maravillas de golpe.

sábado, 10 de mayo de 2014

Noelia

Hay dos tipos de insomnio:
el primero, consiste en no poder dormir
porque no se tienen sueños que soñar,
o porque los sueños sólo son pesadillas,
y el otro,
es en el que tienen tantos,
que se cuelan hasta en los párpados
y para asegurarte soñarlos
te mantiene despierto
hasta terminar pensándolos todos.

De los dos,
elijo siempre el segundo,
porque es el que lleva
tu nombre.

Te odio queriéndote

La distancia dejó de implicar no estar contigo
y supone, sólo a veces, estar sin ti.

Es por eso que ahora siento que camino
llevando el mundo en la suela de los zapatos
y me pesan los días todavía más que el silencio,
y la vida más que un paso
sin repartir el peso del mundo con tus huellas.

Es por eso que a veces me duelen tus ausencias
y otras festejo el paso de los días
como una victoria constante en esta guerra,
hubo ocasiones en las que conversé con el tiempo
de esperanzas
y de esperas,
y él me dijo que en ambas se hallaba el poder
de matarme o salvarme.

Es por eso que hay noches en las que me sorprendo amándote
y otras odiándote, aunque sin odiarte,
porque eres tú quien me hace quererte tanto,
hasta que duela.

Es por eso que te odio queriéndote
y te pido
que tú no me quieras odiándome.

Qué sería del mundo

Debo confesarte:
No hay nada que me dé más vértigo
que el abismo que se observa tras tus ojos
y que me hace preguntarme todo el tiempo
si eso será lo que ves tú cuando me miras,
y es inevitable pensar
si habrían otros abismos en mi vida
si no te hubiera conocido.

La verdad
es que esta realidad,
la nuestra,
es tan frágil
como un árbol que lanza sus raíces al cemento.

Qué sería hoy del mundo
si tu padre no se hubiera vuelto de Argentina,
si tu madre no lo hubiera conocido,
¿haría tanto calor en Málaga sin tu sonrisa?
Qué sería de mí,
ahora,
si no hubieras enseñado a sonreír
también con la garganta
para reservarte a ti siempre mis labios,
y qué habría sido de esos intentos
de ponerte cara en mis sueños
cuando todavía no había tenido el placer de verte
pero el mundo ya me anunciaba
que todas mis noches estarían destinadas
a ir descubriéndote,
poco a poco.

Si los griegos te hubieran conocido
hoy las nueve musas llevarían tu nombre,
estoy segura,
pero en cambio tuve la suerte o la desgracia,
-todavía no sé si terminarás de volverme loca,
y si eso supondría una desgracia-,
de conocerte yo primero,
de que trastocaras hasta mi última certeza,
te instalaras en mis pulmones
y pasases las noches susurrándome al oído
que la luna sólo existe
para no dejarme a oscuras
mientras tú no estás conmigo,
es por eso que hoy
sé que las flores nacen
para que pueda ver tu belleza
sin verte a ti,
para que no la eche tanto de menos
como echo de menos tus besos,
-no podría vivir en mi cuerpo con tantas ausencias-.

Hoy ha venido un pájaro azul a mi ventana
que llevaba entre el pico las palabras
con las que he escrito este poema,
era un pájaro de esos
de los que dicen las madres que hablan,
pero conmigo no lo ha hecho,
qué más podía decirme
después de traerme hasta aquí
la respuesta a mi pregunta:
sin ti
las flores no tendrían
primavera.

Las palabras no podrían nunca definirla

Si tuviera que explicarle al mundo
sólo con palabras
cómo es ella,
empezaría diciendo que su pelo
es la bandera de un reino
que todavía no está descubierto
pero en el que ya habito,
sin puerta de salida pero con cientos de entradas,
que su boca sabe hablar de amor en mil idiomas
y sin ninguna palabra.

Contaría que tiene magia en sus manos,
un día metió mis miedos entre sus dedos
y los hizo desaparecer,
luego los chasqueó y se llevó también
mi ropa,
y lo que pasó después
sí fue verdaderamente mágico.

Sus caricias son, unas veces,
como el roce la ropa con el cuerpo,
otras, como la hostia que te cruza la cara
justo antes de saltar desde el puente más alto
al río más hondo
y te deja mirando hacia el camino de vuelta a casa.

Lo más difícil de explicar serían sus ojos,
mirarlos fijamente es como contemplar el sol
con la mirada desnuda durante mil horas,
quien comete la imprudencia de hacerlo
se condena a sumergirse y ver el mundo a través de ellos,
desde entonces veo flores naciendo en los bordes de las aceras
y pájaros convirtiéndose en estrellas fugaces atravesando el cielo,
pero estar con ella significa no tener que pedir ningún deseo.

Si tuviera que explicarle al mundo
cómo es,
terminaría hablando de su voz,
diría que tiene el don de convertir sus palabras en un eco
que resuena solamente en mis oídos,
para que así el mundo nunca sepa
que el secreto de la eterna juventud
reside en amar tan fuerte
que nos hagan falta más años
para hacer el amor tantas veces como el cuerpo lo soporte.

Menos mal que no tendré que explicarle nunca al mundo
cómo es ella,
porque os aseguro
que no existen palabras
para hacerlo.

viernes, 9 de mayo de 2014

No frenes el ciclo

Acumulamos certezas sin llegar nunca a una verdad universal,
caminamos sabiendo que jamás veremos llover en el fin del mundo,
seguiremos soñando con utopías,
intentaremos volar siendo conscientes de que jamás tendremos alas,
nadaremos aun temiendo que podamos ahogarnos
y viviremos sabiendo que vamos a morir,
pero siempre, absolutamente siempre,
nos sentiremos vencidos y rotos ante un desamor,
pero no desanimes,
volveremos a amar sin la certeza de un para siempre,
y tal vez con más miedo que esperanza
nos ilusionaremos, de nuevo, como niños.
La vida transcurre entre sentimientos cíclicos
de derrotas y victorias,
saber vivirla consiste en no frenar nunca ese ciclo.
Y ahora, no dejes
nunca,
que el miedo
sea más fuerte
que el amor.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Nosotros seremos el futuro

Escribo ahora,
en la última fila de una clase de lengua y literatura,
que no tiene nada de literatura
y que no enseña nada importante de lengua,
escribo para no dejarme atrapar por palabras vacías,
hace tiempo que algo dentro de mí se pregunta si abandonarlo todo
desembocaría en lograr la salvación o la condena,
y cada vez creo más que no hacerle caso a esa voz supondría condenarme.
Las cabezas llenas de cosas inútiles
son igualmente cabezas vacías,
los deseos escondidos,
atrapados entre las barreras del miedo,
son simplemente meras utopías,
cómprate un cuaderno y escríbelas,
no sacarás nada más productivo de ellas,
sabemos de geografía, sintaxis,
biología, griego, tecnología, latín,
pero no tenemos ni puta idea
de la vida,
saldremos todos a las calles siendo grandes aprendices
pero pésimos pensadores,
aprenderemos a medir versos y conoceremos los tipos de rima,
pero en el fondo no sabremos nada de poesía.

martes, 6 de mayo de 2014

Nunca lo hagas

Estando herido
puedes amar a una persona
con la misma fuerza
con la misma intensidad
con la misma fiereza
con la misma ilusión
e incluso con más ganas,
pero no lo hagas,
nunca lo hagas,
porque guardar a alguien dentro de un corazón roto
es condenarlo a que se corte con los trozos.

Qué fue de ellos

Recuerdo ahora, en el minuto trece de una hora cualquiera,
que ni siquiera importa,
a un chaval que me dio palabras de ánimo
cuando estaba castigada en el pasillo del colegio,
sola y asustada,
es lo que pasa cuando se castiga sin dar razones,
hoy no me acuerdo del motivo, pero sí de aquel chico,
recuerdo a una joven catalana que jugó conmigo un verano
en la piscina del hotel durante horas,
y que me enseñó a que apreciara a mi madre,
ella había perdido a la suya y me miraba a mí
como si poseyera un tesoro,
también a un hombre que me ha sonreído sentado en la puerta de un bar
hace un par de horas
y que me ha hecho sentirme por un momento más guapa,
pero que tengo la certeza de no volver a ver.

Tal vez alguien, en algún lugar,
se pregunte también, qué fue
de nosotros.

sábado, 3 de mayo de 2014

Se pregunta por qué es difícil creerlos

Cagarla
y seguir con total normalidad
tras un "perdóname, "disculpa",
como si fuese suficiente,
pasarse de estación
y bajar en la siguiente
para volver hacia atrás
sin caer en la tentación de dejarse llevar
por el tren o el metro
hasta siguientes paradas,
odiar
sin permitir que el odio
actúe por ellos
y eclipse el resto de sentimientos,
parar de beber
cuando empiezan a ver el mundo
tan borroso e inestable
que ya no se sujetan certezas
ni miedos
a él,
huir
cuando empieza a temblarles la boca,
las manos,
las piernas,
mientras están abriendo su corazón,
dejar de escribir,
de pintar
de leer
o de soñar
sólo porque es demasiado tarde.

Luego se preguntan
por qué es difícil creerlos
cuando dicen
que nos aman de verdad.

Si alguna vez decido marcharme

Si alguna vez decido marcharme
no me odies,
no quemes mis fotos,
no rompas mis cartas,
si alguna vez decido marcharme,
no me olvides,
no aborrezcas mi nombre,
no repudies mi risa,
para que así,
cuando vuelva,
puedas enseñarme quién era
antes de volverme loca.

viernes, 2 de mayo de 2014

Nunca te diré dónde me escondo

Nos hicimos el amor
hasta que el día nos hizo a nosotras
visibles,
nos acariciamos el alma
hasta que el tiempo nos acarició la cara
y convirtió en arrugas alrededor de la boca
todos los suspiros.
El pelo nos abrazaba la espalda
y se anudaba en el cuello,
siendo protección y condena,
los ojos se volvieron espejos
y las manos puentes,
y me veía reflejada en tu silencio y tu sonrisa,
como quien mira un recuerdo.
Me colé en tus sueños
y me vi a mí misma escondiéndome entre tus entrañas
por partida doble,
volví en silencio a salir por tu boca.

Nunca te diré dónde me escondo,
para que así jamás me olvides.

miércoles, 30 de abril de 2014

Somos mortales con aspiraciones de dioses

El problema es que no sé decir no
a unos ojos que me miran
como si fuese lo último que querrían ver en el mundo,
a una boca que no promete
pero besa mejor de lo que saben mil te quieros.

El problema es que a veces confundo mis pensamientos
con las frases que un día dijiste
y tengo grabadas en mi cabeza,
"Follar a oscuras es sólo de acomplejados" ,
y lo acabo pensando cada vez que en la noche
me hago el amor a mí misma,
y termino, como siempre, pensando en ti.

El problema es que sólo soy,
ni estoy ni lo parezco,
y dejo de ser yo para convertirme en tristeza
y no me reconozco cuando me miro al espejo
o me transformo en euforia
para cegarme con mi propia luz
y acabar a oscuras hablándole al silencio
de lo que es ser soledad.

El problema es que amo siempre
por encima de mis posibilidades
y acabo endeudando el corazón,
pidiendo préstamos que luego
los sentimientos no pueden pagar.

El problema, es que somos mortales
con aspiraciones de dioses.

martes, 29 de abril de 2014

Siempre te escribí a ti

Escribo en primera persona
y dirigiéndome a un tú
con la esperanza
de que algún día
me leas y comprendas
que siempre
te hablaba a ti.

lunes, 28 de abril de 2014

Cómo voy a creerles

Todos mienten;
me mintieron cuando dijeron que el sol
sólo salía por el este,
porque yo lo he visto nacer
de entre tus párpados
y lo he visto marcharse tras de ti
en distintas direcciones,
dejándome completamente a oscuras
a las doce el medio día.

Mienten cuando dicen que el tiempo es constante,
yo lo he visto pararse durante una madrugada
y después pasar la noche a cámara rápida
para que aquellos que dormían
pensasen al despertar que tú aún no existías.

Mienten, todos mienten y seguirán mintiendo,
porque todavía escucho en las tardes de julio
a dos personas hablando del tiempo,
diciendo que la noche va a ser muy calurosa,
y con la fe de verdad de quien cree en Dios
después de haber visto a pobres pidiendo
en la puerta de la iglesia,
yo sigo quitando las mantas
y helándome con tu recuerdo.

¿Cómo voy a creerles cuando dicen
que el amor no dura para siempre?

martes, 22 de abril de 2014

Palabras de fogueo

He aprendido que una palabra
puede hacer más daño que una bala,
porque estoy aquí
con el cuerpo intacto
y el alma partida,
y no sé dónde debo vendarme
para que ya no me duela.

domingo, 20 de abril de 2014

Ellos

Toman pastillas rosas para combatir el insomnio,
pastillas que al dormir no te hacen soñar
y si no sueñas nunca despiertas.
Se levantan y toman café para hacer frente al nuevo día,
para acabar con ese sueño sin sueños.
Caminan como autómatas calle abajo y calle arriba,
ellos nunca saben si bajan o suben,
su mundo es una calle recta con millones de puertas
pero ninguna escalera,
ellos nunca sabrán lo que es ver las estrellas
desde cerca.
Se fuman los minutos envueltos en alquitrán y nicotina
y piensan en las horas que quedan para dejar de contarlas;
ellos nunca salen sin reloj de casa;
el segundero es una pistola de fogueo
con una única bala dentro,
pero ellos todavía no lo saben,
por eso van siempre con trajes negros;
viven en un entierro constante.
Caminan con prisas para encontrarse con nadie
y luego se preguntan por qué nunca
nadie espera.
Más pastillas.
Llegan a casa y encienden el televisor
para que una voz agradable les acompañe durante la cena.
Una copa y otra, y otra,
hasta que el reloj marca el comienzo de un nuevo día,
y entre la embriaguez y el desencanto piensan:
"Mañana todo será diferente",
pero las copas saben mejor a partir de las doce.

Estamos rodeados de personas que sueñan sin sueños.

sábado, 19 de abril de 2014

No quiero despertar

Hoy es una de esas noches
en las que no quieres dormir para no enfrentarte
a la mañana siguiente:
he declarado un amor
y he roto otro;
me he fumado mi primer cigarro
y he escrito poesía.
Sólo una de estas cosas es mentira,
pero para mí hoy
lo he hecho todo.

viernes, 18 de abril de 2014

No ha sucumbido a los fantasmas

Vienen a mí,
como los insectos a la luz,
les atrae mi oscuridad tanto como a mí su perdición.
Vienen a mí,
buscando un rincón en el que quedarse
pero yo no tengo fuerzas para fortificar mi alma
y anidan en ella,
parásitos de lo eterno.
Me desgarran el pecho,
descosen mi piel
y construyen en una de mis costillas izquierdas
una entrada directa a mis pulmones,
para dejar escapar el aire que tenía reservado
a tus suspiros.
Refuerzan con alambre de espino sus guaridas
para impedirme arrancar mi corazón,
dicen que un cuerpo frío no les sirve de refugio.
Me están matando, socorro.
Grito,
intento desesperadamente que salgan por mi boca
y cuando llegan a la garganta
montan una fogata
que hace que todas las palabras que almacenaba
para el momento adecuado, momento que nunca llegó,
ardan,
y mi boca entonces se convierte en el maldito infierno.
Abrazan a mis labios unas últimas palabras:
Te qui...
pero cuando tocan el aire se convierte en ceniza.

Todavía hay esperanza, el amor aún
no ha sucumbido
a los fantasmas.

Tengo miedo de volver a cerrar los ojos

Me pesan los brazos más que el alma,
vago con pasos errantes sin rumbo,
ni camino,
y de pronto sorprendo a mis pies
buscando tus huellas.

Siento que sólo soy aire.

Saco ese sentido autodestructivo que me hace quitarle
valor a mi vida para dárselo a la tuya,
para justificar así el pesar de tu ausencia
y no recurrir a la autotortura.
Suena el teléfono y deseo que seas tú,
que llama para hacerme recobrar la razón
o para unirse en mi locura;
cualquiera de las dos opciones me valdría.
Pero no es tu voz, no, no eres tú
y de pronto las calles se llenan de gente
para recordarme tu falta
y de pronto empiezan a borrar tus huellas
con las malditas suelas de sus putos zapatos,
todo empieza a perder el sentido
si no puedo aferrarme ni siquiera al recuerdo.

La luz de las estrellas me atraviesa la boca
y se instala en mi garganta,
y me impide gritar cuando se sitúa la luna
en línea recta con mis miedos,
maldita hija de puta,
ha eclipsado mis palabras.

De pronto veo que todavía es de día,
que la calle está vacía,
que la luna no me mira,
y siento pánico de volverme a quedar a solas
con la culpabilidad que se atornilla en mis talones,
de pronto
siento miedo
de volver
a cerrar
los ojos.

jueves, 17 de abril de 2014

Éramos dioses

Éramos dioses;
dioses de mundos que jamás fueron descritos,
poseedores de territorios más extensos
de lo que nadie nunca podrá imaginar.
En nuestra tierra, el arco de triunfo era
un arcoíris permanente que se extendía en el cielo
de horizonte a horizonte
y bajo él todo eran victoriosas batallas
contra dragones más grandes que mil elefantes.
Éramos los reyes de todo en mitad de la nada,
construíamos castillos de arena en la arena
y creábamos oasis que resistían mil años de tempestades.
Éramos dioses
hasta que un día
crecimos.

Para poder tenerte hoy aquí

Me enredabas el pelo
como si quisieras hacerle un nido a tus sueños
y lo utilizases a él, prolongación de mis ideas,
como base.
Me cogías las manos
y las unías a las tuyas,
sin el calor necesario para fundir dos hierros,
pero con el mismo efecto.
Me acariciabas los labios
como si estuvieras tocando a un pájaro herido
y supieras que un movimiento brusco lo haría volar.
Tú me enredabas el pelo,
me cogías las manos,
me acariciabas los labios
y yo, torpemente, almacenaba recuerdos,
para poder tenerte
hoy
aquí
conmigo.

Todavía no sé dónde están mis nubes

He aprendido que quien ama como un niño
puede acabar cayendo con el peso de un adulto,
pero que quien ama como un adulto
jamás podrá reír con la sonrisa de un niño.
He aprendido que hay amores con esencia de globos
y otros con contundencia de piedras
y que ambos son exactamente igual de peligrosos;
el primero al principio se muestra imparable, imbatible
y promete volar hasta los límites del cielo,
pero una vez cegado por la proximidad del sol
cualquier cosa puede hacerlo estallar,
y te dejará cayendo a cámara lenta,
contemplando desde la cumbre de lo divino
la más pura decadencia del hombre.
El segundo parece que jamás logrará separarse de lo terrenal
y que no puede alcanzar ese ámbito celestial que te ofrecen las nubes,
pero cuando lo haga, te sorprenderá de espaldas,
te atizará en la cabeza, te romperá la boca y te dejará desorientado,
si logras, patéticamente, ponerte de pie y cogerlo entre tus manos
puedes estar seguro de que será tuyo
para siempre.

Desde el día que lo aprendí
he dejado de buscar dónde están las nubes,
por si acaso.

Sabía que un día me volvería loca

Yo ya sabía que me volvería loca.

Que de pronto empezaría a verlo todo borroso,
como quien trata de enfocar la realidad desde un cristal translúcido.
Sabía que empezaría a ver millones de mujeres guapas a mi alrededor,
aunque en realidad ninguna fuera bonita,
aunque en realidad ninguna fuera a comprenderme.

Sabía que empezaría a vaticinar una lluvia de estrellas
cuando tú me avisaras de que cogiera el paraguas
y me sentiría cohibida, engañada e incierta.

Que un día alguien me miraría
y se me clavarían sus ojos en las lagunas de mis mejillas
y se me encharcarían los míos cada vez que éstos se abrieran,
un mismo rostro no debe empezar a percibir distintas realidades,
al igual que un corazón con dos flechas clavadas
está condenado a acabar arrancándose una o a desangrarse.

Yo ya sabía que me volvería loca;
empezaría creyéndome Dios,
convirtiendo los vasos de agua en copas de vino,
los días en noches,
y terminaría proclamándome mortal,
abatida frente las sábanas,
suplicando que esta noche no ahorcaran mis sueños,
como había hecho yo con quien un día dije
que sería
para siempre.

martes, 15 de abril de 2014

Los que creen que van a vivir para siempre

Me dan pena.
Me dan pena los que hablan
creyéndose poseedores de una verdad universal.
Me dan pena.
Me dan pena los que colocan muebles
como si fueran los pilares que sostienen su cordura
y se histerizan al comprobar
cómo el desorden de su construcción grandiosa
hace tambalear su verdadero caos,
al que ellos no quieren hacer frente.
De verdad, me dan pena.
Me dan pena aquellos que tienen siempre
la boca abierta
y la cabeza vacía.
Aquellos que miran al mundo con pupilas translúcidas,
actúan como ciegos y quieren ser tratados como tales,
en un intento patético de estar exentos de realidad.
Me dan pena los que caminan con un escudo entre las manos,
ignorando que las flechas de Cupido
desde lejos también parecen armas.
Me dan pena, en definitiva,
los que creen
que van a vivir
para siempre.

Eres

Desde que te conocí, cada palabra, ha sido un intento
de desnudarte mi alma.
Como cada despertar entre el pensamiento de;
"Es un día más cerca de ella" y un:
"Hoy tampoco la podré besar".

Eres quien despierta mis instintos más básicos
y a la vez,
mis sentimientos más humanos,
como la consciencia del yo; sin ti,
como la consciencia del ti; sin mí.
Eres como amanecer sin sueño,
que siempre, absolutamente siempre, significa dos cosas:
que la noche ha sido un viaje de ida y vuelta a distintas dimensiones
o que la salida del sol anuncia algo mejor que los sueños.

Contigo siempre amanezco con ganas de comerme el mundo,
y te como despacio, como si por ello engañase al reloj y nos diese más horas,
como si por ello fueses a quedarte, a mi lado, para siempre.
Y te vas y me voy, de nuevo, cuando mi boca todavía sabe a tu orgasmo,
y el beso de despedida invoca el recuerdo de tenerte entre mis dedos
horas antes,
y entonces pienso, pero nunca te lo digo,
porque sé que es mentira:
"Si vienes quédate mil o ninguna noche".
Aceptaría sin duda el retorno en mi invierno
de unas pocas primaveras.

Eres, por si nunca te lo he dicho, la mayor paradoja de mi vida,
a tu lado, cuando más indestructible me siento, es cuando más débil soy.
Como aquella tarde, en la que te fuiste después de enseñarme tu alma
y te llevaste la mía,
y pensé en cortarme las venas con los trozos de ese corazón
que había latido al compás de tus caricias.
Tenemos la mala costumbre de hacer el amor
justo antes de marcharnos,
y por eso tus caricias me saben siempre a despedida.
Tenemos la mala costumbre de querernos tanto
que ya ni la poesía puede hacer esto más bonito,
y nos condenamos
a matarnos o salvarnos
en las tempestades de mis ojos
o en el agua salada de tus labios,
pero siempre en el mismo barco.