Te libero de todas mis palabras, ya no eres noche ni sol ni luna creciente. Te libero de madrugadas en blanco, de mi ebriedad, de mi sobriedad, de mí. Te libero del primero y del único y te deseo cualquier último mejor que el mío. De mi impaciencia, mi inconstancia, la consonancia; mi consonancia. Del silencio, de la espera, de tus ganas, de mi sexo. Nuestra futurición.
Me libero de una parte de la culpa. Del silencio, de la espera, de mis ganas, de tu sexo. Me libero del primero y lo diferencio del último, los acepto y comprendo. Me libero de madrugadas en blanco, de mi ebriedad, de tu sobriedad, de mí, de ti. Me libero de la esperanza que alimenta mis dudas. Me libero del don de consagrarte y condeno una parte de mí, libero el resto, me libero.
Te liberan las metáforas y no me eximen de culpa, me señalan los caballos salpicados de océanos y quien no nació.
No hay más verdad en las palabras de la que puede haber en el discurso de quien no sabe a quién habla, para liberar primero hay que haber poseído y no me creo con derecho de escribirte en posesivos.
Yo no te libero, tú no me lees y seguirías respirando en la otra punta del mundo. Yo no tengo la posibilidad de liberarte porque nunca te consideré mía, pero me creo en la necesidad de aclarar que ninguna metáfora fue mentira. Así que yo no te libero, son tus alas que han empezado a inquietarse, por dolor o por la falta de él.
Yo no te libero, pero libérate, aunque nunca deseé para mí un final tan triste, hoy sé que en las corrientes de aire no soportarían tus plumas el peso de una ausencia no elegida.
Yo no te libero, y es lo bonito, mi amor, que nunca me necesitaste.
domingo, 31 de mayo de 2015
sábado, 16 de mayo de 2015
No soy más de lo que soy mientras te escribo
Ya no la busco, no quiero una concepción idealizada del amor porque quien persigue fantasmas acaba convirtiéndose en uno de ellos, pero perdóname.
Soy mucho más de lo que digo, en ambos sentidos y a la inversa. Soy el miedo que me atora los pulmones y el pulso acelerado cuando me acerco a ti, los mil latidos por segundo de la primera vez, la pena de la próxima.
No soy todo aquello que estás dispuesta a recibir pero te daré más de lo que yo me imagine. Sé que en el silencio de las noches ya no falta nada porque el silencio sólo es amargo cuando no esperas una voz y créeme cuando te digo que te espero más de lo que piensas.
Me gusta cuando me miras como si vieses a través de mí y afuera hubiera algo más bonito que el mundo, porque pienso entonces que podemos escapar de él mientras estemos juntas.
Conjugas en ti todo lo que siempre he buscado pero eres tan diferente a mis sueños que ya no tengo miedo de haberte creado y de que desaparezcas cuando abra los ojos, a ti puedo pensarte aunque haya ruido fuera y sigues siendo tan real como la sangre.
Despiertas cada uno de mis lados más instintivos y naturales y los mantienes como elementos separados y a veces sólo tengo ganas de follarte y otras tengo miedo a decirte que te quiero porque pienso que lo primario hace menos daño cuando desaparece. Tendemos a hacer de los recuerdos no satisfechos fantasmas y yo no quiero crecer en la mente de nadie más rápido de lo que lo hago en el mundo, no quiero hacerme vieja ni tener una casa ni un viaje a París, quiero ser a cada momento lo que soy en el presente porque yo tengo una versión envejecida de mí en una esquina del corazón y es difícil hablarle y hacerle entender que nació para no ser real y que tendrá que convivir con otras gentes a las que jamás va a conocer.
Quiero ser tu presente mientras dure el presente, el sueño de una noche o el placer hasta el final del orgasmo, pero nada más. Quiero evolucionar contigo y que compartamos camino pero te pido que no me mires la espalda mientras caminamos juntas, el trayecto sólo se hace con quien avanza a tu misma velocidad.
Eres la sonrisa más sincera de este año y todo lo que nunca me habría dejado imaginar, eres la confirmación consciente y silenciosa de que el mundo existe después de las doce, y de que hay gente que besa con prisa y gente que besa despacio y juntos pueden crear el beso más bonito del mundo.
Eres el silencio en el momento exacto en el que grito.
Soy mucho más de lo que digo, en ambos sentidos y a la inversa. Soy el miedo que me atora los pulmones y el pulso acelerado cuando me acerco a ti, los mil latidos por segundo de la primera vez, la pena de la próxima.
No soy todo aquello que estás dispuesta a recibir pero te daré más de lo que yo me imagine. Sé que en el silencio de las noches ya no falta nada porque el silencio sólo es amargo cuando no esperas una voz y créeme cuando te digo que te espero más de lo que piensas.
Me gusta cuando me miras como si vieses a través de mí y afuera hubiera algo más bonito que el mundo, porque pienso entonces que podemos escapar de él mientras estemos juntas.
Conjugas en ti todo lo que siempre he buscado pero eres tan diferente a mis sueños que ya no tengo miedo de haberte creado y de que desaparezcas cuando abra los ojos, a ti puedo pensarte aunque haya ruido fuera y sigues siendo tan real como la sangre.
Despiertas cada uno de mis lados más instintivos y naturales y los mantienes como elementos separados y a veces sólo tengo ganas de follarte y otras tengo miedo a decirte que te quiero porque pienso que lo primario hace menos daño cuando desaparece. Tendemos a hacer de los recuerdos no satisfechos fantasmas y yo no quiero crecer en la mente de nadie más rápido de lo que lo hago en el mundo, no quiero hacerme vieja ni tener una casa ni un viaje a París, quiero ser a cada momento lo que soy en el presente porque yo tengo una versión envejecida de mí en una esquina del corazón y es difícil hablarle y hacerle entender que nació para no ser real y que tendrá que convivir con otras gentes a las que jamás va a conocer.
Quiero ser tu presente mientras dure el presente, el sueño de una noche o el placer hasta el final del orgasmo, pero nada más. Quiero evolucionar contigo y que compartamos camino pero te pido que no me mires la espalda mientras caminamos juntas, el trayecto sólo se hace con quien avanza a tu misma velocidad.
Eres la sonrisa más sincera de este año y todo lo que nunca me habría dejado imaginar, eres la confirmación consciente y silenciosa de que el mundo existe después de las doce, y de que hay gente que besa con prisa y gente que besa despacio y juntos pueden crear el beso más bonito del mundo.
Eres el silencio en el momento exacto en el que grito.
viernes, 8 de mayo de 2015
Sin embargo
Se
me ha atragantado un trocito de pena,
como
una tristeza que se adhiere
a
todo lo que toco
a
todo cuanto veo.
El
miedo se evidencia
cuando
no es la cama quien me hace temblar
y
un frío nervioso, como pretexto y excusa,
me
invade y provoca la indecisión de mis manos.
El
traqueteo de un tren que se parece a mi pulso
y
me hace dudar de si voy o vengo,
si
me marcho o me quedo,
si
te quiero,
si
me quiero
o
nos queremos,
y
es difícil discernir entre soledad y compañía
si
te pienso tanto que no hay diferencia
entre
el tiempo que paso acariciando el silencio
cuando estás conmigo
-porque
yo siempre estoy contigo,
aun
cuando no estoy-.
No
puedo, sin embargo, abandonarme
por
miedo a que en el descuido
de
quien no tiene tiempo para pensarse
desvele
una sonrisa que lleve tu nombre
y
no puedan más que sentenciar,
sin
juicio previo,
que
tu presencia está bien en la vida de otros
pero
que sólo eres un contratiempo incomprensible
en
mi idealismo magnificado por su estupidez
y
caiga como imperativo categórico
su
incuestionable experiencia
sobre
gente como tú que no eres tú,
como
reducir la humanidad
al
resentimiento de Hitler,
al
imperialismo europeo
o
al amor desgastado, meditado y desechado
que
caracteriza la costumbre de muchos.
Y
ahora te digo
que
perdones mis dudas,
que
leas los besos y disfrutes las palabras,
que
me leas a oscuras
porque
estaré allí, si tú quieres,
porque
no habrá luz que pueda negártelo.
Tú
y yo sabemos que el amor
no
es reducción de nada ni a nada,
pero
no se lo digas a ellos
porque
si lo repites las suficientes veces
puede
que comprendan la vida
y
sea entonces demasiado tarde.
Metáfora
De entre todas las mentiras
la metáfora es la más digna.
Si
afirmo, por ejemplo,
que
tus ojos son habitaciones de silencio
sólo
cometo la imprudencia de variar la definición
del
diccionario
y
no delimitar con cuatro paredes
-cuatro
palabras-
tu
mirada.
Si
dijera, por ejemplo,
que
tu sonrisa es la antesala al abandono
-mi
abandono, el abandono propio-,
es
probable que algún lingüista
o
amante de una lengua que no hace poesía
encontrara
en mis palabras error de aficionado,
aún
así te digo que
de
entre todas las mentiras,
la
metáfora es la más digna,
porque
es real mientras dura
el
sentimiento de quien las crea
y
después
se
convierten en fantasmas silenciosos
de
reinos lejanos
que
sólo hablan cuando son leídos,
que
sólo lloran cuando los visita la nostalgia
y
que ríen, en cambio,
cuando
los abandona el dolor,
y
sigue llegando hasta ellos
viajeros
que creen
que
amanece cuando tú te despiertas
y
confían en pájaros,
que
cuando nadie los ve,
se
convierten en amapolas.
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