sábado, 10 de mayo de 2014

Qué sería del mundo

Debo confesarte:
No hay nada que me dé más vértigo
que el abismo que se observa tras tus ojos
y que me hace preguntarme todo el tiempo
si eso será lo que ves tú cuando me miras,
y es inevitable pensar
si habrían otros abismos en mi vida
si no te hubiera conocido.

La verdad
es que esta realidad,
la nuestra,
es tan frágil
como un árbol que lanza sus raíces al cemento.

Qué sería hoy del mundo
si tu padre no se hubiera vuelto de Argentina,
si tu madre no lo hubiera conocido,
¿haría tanto calor en Málaga sin tu sonrisa?
Qué sería de mí,
ahora,
si no hubieras enseñado a sonreír
también con la garganta
para reservarte a ti siempre mis labios,
y qué habría sido de esos intentos
de ponerte cara en mis sueños
cuando todavía no había tenido el placer de verte
pero el mundo ya me anunciaba
que todas mis noches estarían destinadas
a ir descubriéndote,
poco a poco.

Si los griegos te hubieran conocido
hoy las nueve musas llevarían tu nombre,
estoy segura,
pero en cambio tuve la suerte o la desgracia,
-todavía no sé si terminarás de volverme loca,
y si eso supondría una desgracia-,
de conocerte yo primero,
de que trastocaras hasta mi última certeza,
te instalaras en mis pulmones
y pasases las noches susurrándome al oído
que la luna sólo existe
para no dejarme a oscuras
mientras tú no estás conmigo,
es por eso que hoy
sé que las flores nacen
para que pueda ver tu belleza
sin verte a ti,
para que no la eche tanto de menos
como echo de menos tus besos,
-no podría vivir en mi cuerpo con tantas ausencias-.

Hoy ha venido un pájaro azul a mi ventana
que llevaba entre el pico las palabras
con las que he escrito este poema,
era un pájaro de esos
de los que dicen las madres que hablan,
pero conmigo no lo ha hecho,
qué más podía decirme
después de traerme hasta aquí
la respuesta a mi pregunta:
sin ti
las flores no tendrían
primavera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario