En el punto medio está la virtud,
a medio camino entre el encuentro,
a la distancia entre las manos
o en la mitad de las horas
del futuro de nadie que ahora es yo.
La noche, cuando te vas,
se antoja punto intermedio
entre lo que fue y será
y se le acusa de incierto
y me tiemblan las manos
y afuera sigue habiendo el mismo ruido
que ayer
pero me he despertado entre las notas
de un piano desafinado
que me muestra
que el temor a la belleza
reside sólo en el miedo a que ésta se vaya
sin que desaparezca aquello que lo fue.
Ahora, la habitación, vacía
acoge a todos los dioses
que nunca me hicieron falta
y se le otorga la siguiente denominación:
Habitación,
como se escribe Jueves si es contigo,
o Huida para el que no aguanta más aquí,
o Refugio para el que ha atravesado mil calles
una noche cualquiera,
y ahora,
todo,
los puentes,
los parques,
los caminos a casa
-sean por las calles que sean.-
la cama,
la ropa
-cuando está o no está,-
todo,
incluso el papel,
que es lo más parecido a ti
que he encontrado esta mañana,
todo está en silencio,
todo
menos
mis
ganas
de
verte
y joder,
me estoy cansando ya del punto medio.
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