No siempre tuve una memoria de mierda, antes lo recordaba todo, días, horas, minutos. Todo. Ahora me pregunto si es que tal vez las cosas me importen menos y me estoy volviendo tan insensible como ella dice, pero deshecho la idea, -no por no darle la razón, que no me gusta, sino porque creo de veras que no es cierto-, y me doy cuenta de que antes vivía en los números porque era lo más tangible que tenía, ahora, en cambio, no me acuerdo de las fechas, a veces ni siquiera de los nombres, pero recuerdo la mirada exacta del momento exacto en el que los números empezaron a importarme una mierda. Y sí, ya no me olvido de tu nombre, porque a alguien tengo que culpar cuando me ataca el insonmio o me paseo desnuda por la casa y me siento sola.
No es insensibilidad, sino toma de conciencia de que no puedo seguir llorando un día de abril, recordarla a ella con la lluvia o culpar a noviembre por su falta de empatía, no puedo, simplemente, no puedo, y es lo mejor que he hecho por mí desde que la conozco.
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