Nos hicimos el amor
hasta que el día nos hizo a nosotras
visibles,
nos acariciamos el alma
hasta que el tiempo nos acarició la cara
y convirtió en arrugas alrededor de la boca
todos los suspiros.
El pelo nos abrazaba la espalda
y se anudaba en el cuello,
siendo protección y condena,
los ojos se volvieron espejos
y las manos puentes,
y me veía reflejada en tu silencio y tu sonrisa,
como quien mira un recuerdo.
Me colé en tus sueños
y me vi a mí misma escondiéndome entre tus entrañas
por partida doble,
volví en silencio a salir por tu boca.
Nunca te diré dónde me escondo,
para que así jamás me olvides.
Me gustan mucho tus poemas. Tus palabras muestran mucho sentimiento y pasión en las relaciones.
ResponderEliminarMe alegra que lo veas así... muchísimas gracias por el comentario!
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