sábado, 24 de mayo de 2014

Te escucho ahora

"Eres una puta cobarde. Tienes miedo a hacerle daño a los demás y te hieres, careces de dignidad y de orgullo, aunque a veces parezca que te sobra, te crees libre de las dependencias e incluso capaz de gestionar tus sentimientos con precisa habilidad, pero cuando tienes ganas de llorar recurres al deseo que ahogar las lágrimas con alcohol porque eres incapaz de hacerle frente de otra forma. Te evades, a veces de la manera más dañina, de los sentimientos de rabia y frustración, otras te limitas a pensar en pájaros y a creer en energías y en mierdas, pero tus alas son de papel y no puedes volar los días de tempestad, y para ti el ahora crece entre tormentas torrenciales.

Te odias con y sin motivos, y no te escuchas, o te escuchas a medias, te ignoras, desechas todo lo que escribes porque piensas que nunca es lo suficientemente bueno y acoges el dolor como algo cotidiano.
Vives en una constante sensación de desconcierto, crees que a veces te mueven el mundo, que te lo agitan a hostias, y te pones nerviosa cuando el espejo te abre puertas a dimensiones en las que se te ve más delgada, sin alas, y con la lluvia por dentro.

Respondes muy a menudo "no lo sé" cuando realmente quieres no saberlo y lo sabes, pero no te engañas, y eso te hace sentir todavía peor, odias más mentirle que mentirte.
Eres jodidamente pesimista y piensas que tú y el transtorno borderline tenéis muchas cosas en común, pero te preguntas demasiado por qué el sexo no te llama apenas la atención y entonces dudas de tantas cosas que te miras las manos y lloras, comprendes que no se puede recuperar algo que nunca se ha tenido, pero sí se puede echar jodidamente de menos.

Pones dos puntos a final de cada frase porque te gusta pensar que siempre va a haber algo después de la pausa, te da un miedo atroz no encontrar nada al final de la frase y por eso odias los puntos y a parte, porque te recuerdan que su nombre tiene un punto sobre la i y que es fácil que se mueva de lugar y cierre el párrafo antes de escribir el último te quiero.

En definitiva, eres de las que se ahogan con su nudo en la garganta y prefieren las corbatas cuando todo les va bien, ya sabes, es difícil dejar de sentir la presión en el cuello después de haber aceptado la soga como collar."

El monólogo interior siempre sienta bien a partir de las dos y con una copa de más, el problema es que no cumplo ninguna de las dos cosas y me he hecho daño. A veces el peor enemigo se lleva por dentro.

1 comentario:

  1. Momentos. Momentos que nos ahogan hasta el punto de renunciar a nuestra esencia por el bien de los demás. Dolor humano, no físico, sino peor. Bloqueos por los que pasamos y de los que tenemos que salir por nosotros mismos, tan sólo hay que esperar el momento idóneo.
    Me encanta lo que has escrito.

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